Juguemos en el mundo
mientras el Diablo no está.
Diablo, ¿estás?
Me estoy poniendo la cartuchera
y la casaca militar,
y con mi música de metralla
a todos quiero ver bailar.
Me estoy poniendo los guantes blancos
y el levitón ministerial,
y ya me voy a firmar decretos
para que todo siga igual.
Me estoy poniendo la capelina
y un delantal de caridad.
Primero invento pobres y enfermos,
después regalo el hospital.
Estoy poniéndome los anteojos
y no termino de contar
monedas de oro, billetes nuevos,
cheques que nadie cobrará.
Me estoy vistiendo de funebrero
con una flor en el ojal
para ir a ver la pornografía
que es mi menor debilidad.
Estoy poniéndome la armadura
para el congreso de la paz:
el que primero tire la bomba
junto conmigo reinará.
Juguemos en el mundo
mientras el Diablo no está.
Sus obras y sus pompas
quién no las festejará.
Diablo, ¿estás?
La guitarra y el canto: esas dos herramientas fueron para María Elena un pasaporte que le abrió las fronteras del mundo (FOTO: Sevilla, 1950).
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María Elena Walsh (Buenos Aires, 1º de febrero de 1930 – 10 de enero de 2011)
Mito viviente, prócer cultural, blasón de casi todas las infancias
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