Fresco del Toro - Arte cretense

viernes, agosto 06, 2010

HIPATIA de Alejandría

"La bella filósofa platónica resultó víctima de su prestigio profesional. Fue una clara mártir del paganismo, inmolada por unos fanáticos cristianos, hirsutos y feroces, a los que el poder eclesiástico ofreció una escandalosa impunidad. Todo un ejemplo de ferocidad e intolerancia triunfantes en una época histórica de raros reflejos, y de curiosos ecos en otros tiempos ."
Foto: Hipatia, fresco Rafael sanzio 1509

No sólo los detalles truculentos del crimen, sino también la manifiesta impunidad con que actuaron los asesinos, han hecho de la muerte de Hipatia un escándalo histórico perdurable. El siniestro suceso acaeció en la ilustra ciudad de Alejandría en el año 415. Una turba de monjes venidos de los yermos cercanos, bien adoctrinados por el obispo Cirilo –el intrigante, taimado y celoso patriarca de la ciudad que luego sería santificado por sus méritos piadosos–, asaltaron en pleno día a la prestigiosa filósofa, la golpearon brutalmente, la arrastraron hasta el interior de una iglesia, la desnudaron y, ya muerta, la descuartizaron desgarrando sus carnes con piedras cortantes, y luego quemaron sus restos en una hoguera para borrar su recuerdo. Como si ofrendaran en holocausto una víctima a un dios bárbaro en un sacrificio humano de ritual ferocidad. Los testimonios que hemos conservado sobre Hipatia nos vienen de algunos historiadores eclesiásticos, como Filostorgio y Sócrates el Escolástico, que unos veinte años después del crimen no ocultan lo desagradable del suceso, y del neoplatónico Damascio, que escribió medio siglo más tarde y mucho más de oídas. También tenemos algunas alusiones afectuosas a Hipatia en las cartas de Silesio de Cirene, que había sido discípulo y admirador de la filósofa de Alejandría, antes de alcanzar el obispado en su ciudad natal.
Todos ellos coinciden en resaltar que Hipatia, hija de un ilustre matemático alejandrino, Teón, destacó por sus conocimientos de matemáticas y astronomía, y que gozó de gran prestigio por sus lecciones públicas sobre textos de Platón y Aristóteles. Era, pues, digna heredera de la tradición científica del Museo, y, a la par, famosa profesora, que comentaba –no sabemos con qué grado de originalidad– los textos y doctrina de Platón. Formaba parte de esa élite pagana que persistía fiel a las antiguas creencias y velaba por el legado clásico en una ciudad y en un imperio conquistados por el cristianismo.
La reacción cristiana iba asfixiando los reductos de la inteligencia pagana, y había mostrado ya su intolerancia repetidamente. El famoso templo de Serapis, el Serapeo
, que fuera gloria y emblema de la ciudad de Alejandro, fue saqueado e incendiado en el año 391 .
La suerte estaba echada. Aunque algunos paganos se ilusionaran aún recordando los años del emperador Juliano, de triste final, y algunos se distrajeran observando las disensiones de la iglesia católica con su revoltijo de herejías tumultuosas, en este escenario histórico la muerte de Hipatia resuena como una campanada de son fúnebre.
Era pagana y filósofa, pero no abiertamente combativa contra el cristianismo (como otros neoplatónicos militantes). Era una mujer de enorme prestigio por su ciencia, pero también por su moralidad y su carácter. Que fuera bella y virgen, casta y tolerante, aumentaba su prestigio. Mantenía buenas relaciones con el prefecto de la ciudad, Orestes (quien también había sido objeto del ataque de los fanáticos monjes, usados por Cirilo como fuerza de choque), y eso la hacía influyente y admirada y solicitada, hasta desatar los celos y la envidia del clero. Por eso se decidió su eliminación y se llevó a cabo esa ejecución tan horriblemente ejemplar.
Aunque había buenos estudios sobre la figura de esta docta mártir del paganismo, constituye una importante novedad la aparición de un libro como el de Gemma Beretta, Ipazia d’Alessandria, que analiza todos los testimonios históricos, matiza críticamente las consideraciones de otros estudiosos acerca de la significación intelectual de Hipatia y sus aportaciones en astronomía y matemáticas, revalorizando muy positivamente su papel como último eslabón de la tradición científica del Museo, y propone una nueva interpretación de su figura, en clave feminista. .
Los mismos detalles del asesinato, en el que Hipatia es tratada como una víctima propiciatoria –como el rey Penteo en las Bacantes, de
Eurípides– inmolada sobre o junto a un altar, descuartizada por las garras de los monjes, sin utensilios de metal ni cuchillos, sino con conchas y ladrillos aguzados, y luego arrojada al fuego a trozos, en un holocausto ritual, todo eso evoca una ferocidad religiosa y no política. El simbolismo de la figura de la filósofa virgen y mártir, subrayando la feminidad de figuras míticas como Díke, la Justicia, y de la propia María Virgen en el cristianismo, da a entender que Hipatia murió sacrificada en el conflicto de poderes de su tiempo por su esencial condición femenina. El acento queda así desplazado, de su condición de filósofa pagana, a la de mujer prestigiosa con autoridad política. En Hipatia se daban lo uno y lo otro, pero qué fue lo más decisivo en atraer la muerte es muy discutible.

Hipatia (Alejandría, 355 - 415 ) fue una filósofa y maestra neoplatónica griega, natural de Egipto, que destacó en los campos de las matemáticas y la astronomía, miembro y líder de la Escuela neoplatónica de Alejandría a comienzos del siglo V. Seguidora de Plotino, cultivó los estudios lógicos y las ciencias exactas, llevando una vida ascética. Educó a una selecta escuela de aristócratas cristianos y paganos que ocuparon altos cargos, entre los que destacan el obispo Sinesio de Cirene , Hesiquio de Alejandría y Orestes, prefecto de Egipto en el momento de su muerte.Hija y discípula del astrónomo Teón, Hipatia es la primera mujer matemática de la que tenemos un conocimiento razonablemente seguro y detallado. Escribió sobre geometría, álgebra y astronomía, mejoró el diseño de los primitivos astrolabios —instrumentos para determinar las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste— e inventó un hidrómetro.

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“Agora”, de Alejandro Amenábar


Ágora , película española dirigida por Alejandro Amenábar estrenada en España el 9 de octubre de 2009 constituye una superproducción en lo estético, pero una superproducción mayor en lo ético. Basado en Carl Sagan y su libro “Cosmos” . Sagan habla de Hipatia como la heroína del positivismo frente al fundamentalismo religioso. El Observatorio Antidifamación Religiosa protestó contra la película por "promover el odio a los cristianos y el refuerzo de falsos tópicos sobre la Iglesia Católica". La película en un principio tuvo problemas para encontrar distribuidores en Estados Unidos y en Italia, posiblemente por el carácter anticristiano que se le atribuye, aunque finalmente encontró distribuidores en ambos países. Fue censurada en Egipto por "insultar a la religión".

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